Ocean Cay es una isla privada encantadora y accesible, perteneciente a la linea de cruceros MSC, y ofrece una experiencia de tranquilidad y disfrute rodeada de naturaleza. Llegamos a fines de octubre, una época ideal con el clima templado y un sol que parecía hecho para resaltar los vibrantes colores de la isla.
Esta ubicada en el corazón de las Bahamas.
Era un yacimiento de extracción de arena para uso industrial.
Al poner pie en la isla, lo primero que nos llamo la atención fue la arena fina y blanquísima que contrasta con el mar de un verde turquesa deslumbrante. La temperatura del agua era ideal invitando a zambullirse que así lo hicimos, o simplemente caminar por la orilla.
La isla ofrece también muchos negocios con variados tipos de mercadería, tours organizados, gran cantidad de juegos acuáticos o simplemente sombrillas y reposeras en las distintas playas alrededor de bares y restaurantes. Consejo: no bajen con dinero en la isla, se puede abonar todo con la tarjeta de identificación del propio barco, siempre y cuando se haya habilitado con anterioridad.
Uno de los aspectos mas destacados es que Ocean Cay es accesible para todos. Hay senderos muy bien diseñados para recorrer toda la isla a pie, lo que permite detenerse en cada rincón paradisíaco a medida que uno avanza. Para quienes tienen dificultades de movilidad, los autos eléctricos se encargan de llevarlos y traerlos desde el barco hasta los distintos puntos de la isla.Esto hace que la experiencia sea cómoda e inclusiva, sin perder nada de la experiencia y la paz que ofrece la isla.Ademas la flexibilidad que nos dio entrar y salir todas las veces que queramos nos dio mucha libertad.
Mientras caminábamos, la musica funcional nos acompañaban potenciando la sensación de estar en una isla en el medio del mundo y solos.Una tremenda locura.
Al llegar al bar del faro ,decidimos quedarnos un buen rato ahí y por primera vez tomé piña colada.Entre el solcito de otoño y la bebida, me tomo unos segundos recuperarme ya que no acostumbro a tomar alcohol.El paisaje era realmente el de una postal.
Cada rincón nos hizo sentir como si estuviéramos en nuestro paraíso terrenal.Sin duda es un destino que invita a desconectar, disfrutar de la naturaleza y, sobre todo, a vivir momentos de serenidad.