Puerto Plata, República Dominicana.

Legamos a Puerto Plata sin nada programado, nos gusta mucho dejarnos llevar, y empezamos a buscar un guía local al azar, queríamos experimentar la ciudad desde la perspectiva de alguien que la conociera a fondo y, sobre todo, que pudiera llevarnos mas allá de las rutas convencionales. Así fue como conocimos a Toni, un hombre de sonrisa franca ojos chispeantes. Nos aseguró que nos llevaría a conocer la verdadera esencia de Puerto Plata, y no me equivoqué. La simpleza, la gratitud a la vida, su familia y el trabajo digno, fueron nuestros motores para que al final del recorrido le abonamos mas del doble de lo pactado. Un verdadero acierto.

Empezamos por los puntos mas emblemáticos. El teleférico lo estaban reparando justo en el momento de nuestra visita pero lo recomiendan mucho. En el momento que lo vuelvan a abrir, va a estar provisto de mayor seguridad debido a las grandes reformas y aparte es de gran valor comunal. Se encuentra en las cima del monte Isabel de Torres, donde la vista era impresionante; desde ahí, podíamos ver como la ciudad se desplegaba hasta el mar, en tonos turquesa. Toni nos explicó la historia del lugar y la importancia de la montaña. Luego nos llevó al centro histórico, con sus casas de estilo victoriano, de encanto colonial y de la vida local. Nos llevó por calles adoquinadas, señalando detalles arquitectónicos que nos habrían pasado desapercibidos como balcones con trabajos de hierro intrincado o el icónico Parque Central y su glorieta.

Probamos dulces de coco, yo me compré aceite de coco para el cabello y una especie de manteca de coco para el cuidado de la piel. Veía por muchos lados el fruto grande y verde del coco y le comenté a Toni que nunca había probado uno, así que me miró y me dijo ” no te iras de la isla sin probarlo”. Luego de caminar unos metros fuimos a un lugar donde preparan cigarros en forma artesanal, varios hombres sentados en fila, cada uno tenia un molde diferente con diversas medidas de hojas. También nos llevó al museo de la piedra ámbar y allí una guía del recinto nos dio una explicación detalla. Se enorgullecen por haber descubierto la piedra mas grande de la historia del ámbar con un peso de 32 libras, el equivalente a 14 kilos y medio. Al final del recorrido hay muchas opciones para adquirir un regalo o souvenir.

Tan ameno la estábamos pasando, que Toni nos pregunta si queríamos conocer su propio barrio donde vivía con su esposa casi 40 años. Las fachadas de las casas estaban pintadas, adornadas de grandes murales. En el camino consideró que podíamos hacer una pequeña parada y en la calle sobre una camioneta roja me compramos un cocotal fin lo pude probar. Pasamos por la cancha de béisbol.

Después nos llevó a la Fortaleza de San Felipe, uno de los sitios mas históricos de la ciudad. Le pedí que me aguardara unos minutos afuera y por 3 euros la entrada, y un audioguía, visité la fortaleza con relatos de historias de batallas y piratas. Lugar donde me tomé varias fotografías.

Sin mas, y muy agradecidos terminamos el recorrido que fue una conexión genuina con la esencia de Puerto Plata.

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.